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Caminando pacíficamente a través del sendero del lenguaje

Actualizado: 9 jun 2020


Imagen creada por Ivonne Acosta


Querido(a) lector(a),


Lo que verás en esta sección del blog es una actividad donde se abarcara el tema de la paz lingüística a través de la literatura, en este caso a través de un cuento creado por los mismos autores de este apartado.


El cuento titulado “Viajando una mañana cualquiera” te permitirá embarcarte en un viaje hacia la cotidianidad de una mañana en Bogotá, pero también te hará más consciente de cómo decidir por la Paz lingüística puede marcar una diferencia en tu día a día y también en el de los demás.

 

Te invitamos a disfrutar de esta breve historia sobre "Viajando una mañana cualquiera", y a vivir un viaje increíble a través de la actividad propuesta. Esta incluye algunas preguntas, reflexiones prácticas y un espacio único para tu propia creación. No te pierdas esta oportunidad para aumentar y nutrir tu conocimiento sobre este tema especial de la paz lingüística.


Ivonne Acosta & Mateo Espinosa

 

Caminando pacíficamente a través del sendero del

lenguaje.


1. Antes de adentramos al mundo de la paz lingüística, discute con la persona de al lado las siguientes preguntas:


  • ¿Crees que con el lenguaje se puede hacer la paz? ¿Por qué?

  • ¿Crees que con el lenguaje se puede hacer la guerra? ¿Por qué?

  • Cuando escuchas el título paz lingüística, ¿Qué es lo primero que viene a tu mente?


2. ¿Quieres saber un poco más sobre la paz lingüística? Para comprender mejor el concepto sobre la paz lingüística, lee la siguiente definición:


Imagen creada por Ivonne Acosta


3. Según la definición anterior, escribe en el siguiente padlet tus propios ejemplos sobre paz lingüística




4. Antes de leer la historia titulada "Viajando una mañana cualquiera", toma unos minutos para reflexionar en las siguientes preguntas:


  • ¿Alguna vez te has sentido violentado/da verbalmente por alguien de tu universidad, en algún medio de transporte, en la calle o en algún otro lugar?

  • ¿Crees que alguna vez has podido violentar verbalmente a alguien de tu universidad, en algún medio de transporte, en la calle o en algún otro lugar?


Paz lingüística en acción


Lee la siguiente historia, presta atención a los personajes y a las situaciones en las que se ven envueltos.



Viajando una mañana cualquiera


Como todas las mañanas, Adriana caminaba hacia el paradero de la estación de la calle 57. Siempre trataba de ir con cautela. A pesar de ser temprano, las calles no dejaban de estar solas. En algunas esquinas se podía ver a lo lejos algunos transeúntes que acostados sobre los cartones húmedos de la basura le gritaban a Adriana, “que rico mi amor, regáleme una monedita”. Adriana ya sabía que acelerar el paso era la única solución para estas situaciones, igual siempre que lo hacía escuchaba a lo lejos otro insulto, y el de ese día no era la excepción “¡Piroba! ,¡Tacaña!, ¡Por eso es que las violan!”.


Mientras el semáforo se ponía en verde, Adriana pegó un suspiro, cruzó la calle y cuando llegó a la estación se sintió segura de nuevo. Miro el reloj, eran las 6:40 am, iba con el tiempo justo para llegar al centro. Mientras pagaba su pasaje, a lo lejos divisó lo que parecía ser su bus. No había otra opción, tenía que entrar a como diera lugar. Cada mañana era lo mismo, la gente no se corría, pedir permiso siempre era un eco en el silencio y empujar en medio del tumulto era toda una hazaña.



En su afán, Adriana gritó airadamente “¡si no va entrar, quítese de la marica puerta!”; lo único que hizo Daniel al escuchar el grito, fue mirarla con desdén y correrse bruscamente hacia adentro del bus. Daniel exhaló para sus adentros, se colocó sus audífonos y llamó a su novio para distraerse. Después de un rato, escuchó a la operadora “próxima parada, estación Universidades”. Cuando por fin se abrió la puerta, caminó hacia la derecha, cruzo la cebra y emprendió el recorrido. Se sentía intranquilo, pues no había estudiado muy bien para su clase de cálculo, y para rematar, el estómago le rugía de hambre. Pero qué más daba, era comprar un café y una arepa en la esquina o llegar temprano para el exámen final de primer corte.



El tiempo corría y mientras caminaba en busca de una respuesta rápida, decidió comprar un jugo de naranja en la primera caseta que encontró en el parque, le pidió rápido a la muchacha que le pusiera la tapa y que no le diera pitillo. Eran las 7:10 am, el examen seguramente ya había empezado, y la muchacha hasta ahora le estaba devolviendo el cambio. Daniel le dijo impaciente, “tras de negra, bien lenta” la muchacha lo miró con rabia y le pasó el jugo. Él, sin darle las gracias, empezó a caminar con más prisa que antes.



Imagen libre de derechos de autor


Por fin entró a la universidad, cruzó la plaza central y subió las escaleras. Su estrés estaba al límite. El piso estaba húmedo, sus zapatos resbalaban, y el jugo empezaba a gotearle en las manos. Cuando giró a la derecha por el pasillo que lo dirigia al auditorio’, el jugo se le cayó de las manos, pero no precisamente porque él lo hubiera soltado, sino porque había chocado con algún infeliz que no había visto. Daniel recogió el vaso del piso y cuando alzó la mirada, vió que se trataba de Alejandra, una de las personas que muchas veces lo había discriminado por ser gay. Ella, al sentir su camisa mojada lo miró y le dijo...


Una vez más Leonardo arrancó el papel de la hoja, era su tercer intento de seguir con la historia, pero no sabía qué más escribir. Miraba hacia el techo de la biblioteca como si pidiera una señal para continuar, es decir, se preguntaba qué respuesta escribirían los lectores de su cuento “Viajando una mañana cualquiera” si ellos fueran Alejandra,¿valdría la pena seguir con el ciclo enfermo de insultos? Cada vez que llegaba a la parte de Alejandra, las letras que habían fluído mágicamente al inicio de la historia empezaban a esfumarse en los renglones vacíos de su libreta.



Buscando respuestas a través de la paz lingüística


Ahora que ya leíste la historia, reflexiona y contesta las siguientes preguntas y enunciados. Puedes hacerlo en un papel o lo que tengas a la mano.


1. ¿Qué situaciones de violencia verbal identificas en la historia? ¿Por qué las consideras violentas?


2. Imagina que eres uno de los personajes en la historia y piensa cómo hubieras

podido responder en esas situaciones que identificaste como violencia verbal.

Los siguientes inicios pueden servirte como guía:


- Si yo fuera Adriana yo…

- Si yo fuera Daniel, yo…


3. ¿Cuál es la relación que tiene la paz lingüística con las situaciones de

violencia verbal expuestas en la historia?



Encontrando un nuevo camino a través de la paz lingüística



- Imagina que eres Leonardo en la biblioteca. Ya que conoces el concepto de la paz lingüística, ¿cómo terminarías la historia? Busca una hoja de papel y empieza a escribir tu final.




Mateo Espinosa & Ivonne Acosta

 

¿Te gustaría saber más sobre los creadores de este proyecto y la base teórica que utilizaron? Click aquí:



Nota: Las imágenes utilizadas para ilustrar la historia titulada "Viajando una mañana cualquiera" y la imagen utilizada en el apartado "Encontrando un nuevo camino a través de la paz lingüística" son libres de derechos de autor. Tomadas de la página Pixabay de imágenes gratis para descargar.


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